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jueves, 27 de diciembre de 2007

Innovación Tecnológica en la Empresa Familiar

La cara es que España es una de las economías más dinámicas, la cruz que somos uno de los países de la Unión Europea con peores cifras de productividad. Ni el desarrollo económico experimentado en los últimos años parece suficiente para conseguir un mayor aprovechamiento de los recursos en la empresa. Por tanto, parece existir un problema crónico de productividad en las empresas españolas que a la larga terminará por afectar a la situación económica. Si antes competíamos por coste, está claro que en el contexto económico actual caracterizado por la competencia de los países asiáticos, esto ya no es posible. Si descendemos a nivel regional, estos planteamientos son todavía más ciertos. La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué parece que somos tan emprendedores pero, sin embargo, tan poco eficientes en la gestión y aprovechamiento de los recursos?

Los problemas de productividad están asociados a bajos niveles de innovación y a la falta de profesionalización en la dirección y organización de la empresa. Por supuesto es imprescindible la capacidad emprendedora de nuestros empresarios pero, también las empresas necesitan contar con cuadros de dirigentes formados y capaces de innovar en un sentido amplio de la palabra. La empresa familiar no es ajena a estas carencias en profesionalización, todo lo contrario, la interrelación entre familia y empresa conduce en ocasiones a puestos directivos ocupados por personas no adecuadas y, a la postre, a bajos niveles de innovación.

Una de las innovaciones más determinantes de una correcta gestión empresarial son las tecnologías de la información. España ocupa el puesto número 24 en el ranking mundial de competitividad tecnológica, según las conclusiones del estudio 'Los medios para competir: comparativa de las industrias TI', elaborado por la 'Economist Intelligence Unit'. Para el Foro Económico Mundial (FEM), España se sitúa en el puesto 32 de la clasificación sobre el uso de la tecnología de la información y de la comunicación (TIC) en el mundo, un puesto menos que en 2005 y siete menos desde 2002. Según datos del Observatorio Europeo de Tecnologías de la Información para 2006, España ocupa el penúltimo lugar de la Unión Europea 25 en cuanto al gasto en TI como porcentaje del PIB.

Estos datos dejan claro el atraso tecnológico español, pero ¿por qué ocurre esto? Varias son las razones así como las perspectivas desde las que se aborda el escaso empleo de tecnologías de la información. Seguidamente detallo las que, a priori, más se aproximan al ámbito de la empresa familiar de pequeña dimensión:

  1. Bajo nivel de conciencia sobre los beneficios de los sistemas de información. La centralización de funciones por parte del gerente/propietario explica tradicionalmente la escasa orientación tecnológica de estas empresas. Normalmente las actividades informáticas se subcontratan y se reducen a un papel meramente operativo.
  2. Inversiones en sistemas de información de bajo coste y escaso riesgo. Los escasos recursos financieros y la dependencia del corto plazo conduce a rechazar inversiones de cierta entidad que son las que verdaderamente transforman la empresa

Estas barreras explican el retraso tecnológico español. Las empresas sí invierten en tecnologías de la información: ordenadores, móviles, conexión a Internet, sitio web, aplicaciones informáticas; sin embargo, no logran sacar partido de estas inversiones. Una cosa es tener y otra usar. El verdadero aprovechamiento de las TI implica una apuesta decidida por un nuevo modelo de empresa transformando las relaciones jerárquicas internas y las relaciones con el entorno. Las empresas deben estar dispuestas a aceptar este reto y es en este punto donde la desconfianza de las empresas familiares puede ser mayor.

En mi opinión la incorporación de tecnologías de la información es más bien una cuestión de ingenio, de actitud, que monetaria. Cabe señalar que en distintos ámbitos existen ayudas y subvenciones con dicho fin. Como exponente de este planteamiento, seguidamente me referiré a diferentes innovaciones tecnológicas que están al alcance de la mayoría de las empresas.

Compra-venta en mercados electrónicos. Comúnmente se identifica Internet con contar con un sitio web de venta a consumidores. La realidad es que son muy pocas las empresas que verdaderamente venden a través de sitios propios. La mayoría cuenta con un sitio web orientado a ofrecer información de la empresa. El 85% del volumen de transacciones son compras entre empresas. Existen numerosos mercados electrónicos específicos en cada sector que facilitan la búsqueda de proveedores.

Inteligencia competitiva. Una simple conexión a Internet es suficiente para conseguir información del mercado, competidores, leyes, etc. Existen numerosas fuentes de información, foros, boletines, etc. que pueden proporcionar una información competitiva de gran valor.

Inteligencia de negocio. Hoy día las empresas tienen informatizadas sus principales áreas funcionales. El siguiente paso consiste en extraer información del negocio que permita conocer la verdadera situación y tomar las oportunas decisiones.

Comunicación y trabajo interno. Las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecen para compartir información y para canalizar la participación en la empresa son enormes. Más aún, toda vez que el conocimiento y no la presencia física se convierte en la principal aportación de los trabajadores, algunas empresas junto con la Administración Pública comienzan a implantar soluciones parciales de teletrabajo (ver Flexibilidad Laboral del Trabajador del Conocimiento).

A modo de resumen, comenzábamos exponiendo el déficit de productividad existente y la consiguiente necesidad de innovar. Nos hemos centrado en las Tecnologías de la Información. La principal conclusión a la que quería llegar es que la innovación tecnológica va más allá del ámbito monetario, es preciso una dirección profesional dispuesta a acometer estas inversiones apostando por la transformación de la empresa. Tradicionalmente las empresas familiares han sido más reacias a este tipo de innovaciones, sin embargo, su decidida vocación de permanencia les debe llevar a entender que su futuro pasa por una apuesta definitiva por la innovación tecnológica.